Se siente en el aire. El ánimo de fiestas patrias este año es mayor. Y no se trata solo de un gran espíritu patriota. A la primavera y la celebración del 18 en 2021 se suma otro evento sin precedentes: disfrutar y reunirse en pandemia, pero con más libertades.
Una de las pocas celebraciones nacionales son las fiestas patrias. La pandemia continua, pero el escenario es diferente. Es posible reunirse en familia con aforos más amplios. Hay más libertades. Los viajes dentro y fuera de Chile están permitidos. Es el primer festejo con cierta “normalidad” después de meses de restricciones pandémicas.
Pese a que serán pocos días, el entusiasmo en la población es creciente. En el mercado lo saben. Jorge Escobar, gerente general de El Carnicero, comenta que desde agosto se aprecia un repunte en uno de los productos con mayor demanda, la carne.
Si bien la pandemia, por las cuarentena y restricciones, afectó el consumo durante inicios de 2020, principalmente entre marzo a junio, con caídas sobre el 30% de las ventas si se compara con mismo período año anterior, Escobar señala que el consumo de carnes en general ha “tenido un aumento en julio y agosto de alrededor del 20%”.
“Este año en comparación al pasado, hemos notado un gran aumento en las compras”, añade la gerenta de marketing de Carnes Don Joselo sobre una tendencia que se da hoy, dice, porque las medidas de confinamiento bajaron notoriamente “y eso permite que puedan reunirse más personas en torno a la parrilla”.
En el mercado de vinos también notan el optimismo imperante. Sebastián Gutiérrez, gerente comercial nacional de Viña Santa Rita indica que para septiembre proyectan que sus ventas nacionales aumenten 5% respecto a 2020.
El entusiasmo por festejar es evidente, agrega Bernardo Serrano cofundador de Courier la Coctelera: “Sí, definitivamente, desde finales del mes agosto se ha reflejado un aumento de consumo en muchos de nuestros productos debido a las próximas fiestas patrias”.
Agrega que el alza en el flujo de seguidores y consultas en redes sociales, evidencian el frenesí actual, “hay mucho más flujo en nuestro ecommerce y mayor participación consultando sobre los diversos courier disponibles”.
“Para la industria de las bebidas espirituosas, las fiestas patrias son el segundo hito más importante del año por concepto de ventas tras fiestas de fin de año”, explica Juan Pablo Solís de Ovando, presidente de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores de Licores y Bebidas Espirituosas de Chile.
Se trata de un mes, que para el sector, la venta aumenta entre un 15% y un 20% respecto a un mes promedio de un año normal. “Sobre las tendencias – y al igual que en los últimos años – en los destilados vemos un alza hacia los productos premium por sobre los estándar, siendo está fecha de celebración una instancia donde la gente opta por mejores productos respectos a un mes normal”, dice Solís.
Recuperar el tiempo perdido
En países como España e Italia hubo un fenómeno similar. Con la llegada de la primavera y las mejores cifras epidemiológicas, la gente salió masivamente, dice el sociólogo de la U. de Chile Octavio Avendaño sobre una vivencia que califica como “liberalizadora” después de la crisis. “Es normal este anhelo y desenfreno para salir y celebrar, que también se dio en la primavera en Europa”.
Una crisis es un momento especial. Una palabra que viene del griego y se refiere a “dividir y decidir”, dice la directora del Departamento de Filosofía de la U. de Santiago,Diana Aurenque.Sea del tipo que sea, viene acompañada de la obligación de tomar postura; de continuar un camino o iniciar otro. “Refleja en realidad de forma aumentada lo que ocurre permanentemente: La vida en cierto modo es crisis, necesidad de decidir, de asumir responsabilidad al elegir determinadas opciones y dejar otras”, acota.
Momentos de crisis constituyen ´situaciones límites´, como denomina Karl Jaspers, dice Aurenque, donde se evidencian las grandes impotencias de la existencia. “Asuntos de los que no podemos escapar o controlar, como la enfermedad y la muerte. Por eso, superar o salir de una crisis es también recuperar salud”. Y también, celebrar esa condición.
Querer celebrar, reunirse y el entusiasmo dieciochero, dice Aurenque, más que euforia por la normalidad, se trata de sentir de nuevo vitalidad y motivación, “como quienes han estado largamente enfermos, privados de posibilidades y hoy disfrutan poder realizar aquello que quedó a medias”.
Disfrutar gracias al desconfinamiento, al aumento de libertades, y el tener la sensación de que hay cosas que están volviendo a ser como eran antes, a nivel emocional tiene como resultado lo que se denomina “desescalada emocional”, explica Ignacio Puebla, psicólogo y jefe del departamento de Cultura de Seguridad de Mutual de Seguridad.
“En la medida que los números de contagios desciendan y las comunas avancen en sus fases de apertura, se genera un efecto positivo en el bienestar de las personas, ya que el estado anímico se ve favorecido, manifestándose emociones como la alegría, gratitud y la esperanza”, sostiene Puebla.
Las ansias de celebrar no son casuales. La pandemia ha generado una profunda sensación de angustia en la población chilena, indica Rodolfo Bachler, doctor en Psicología y académico de la U. Mayor, quien junto a su colega Pablo Segovia realizaron un estudio para evaluar la angustia peritraumática frente a la crisis (gravedad del trastorno de estrés postraumático), y encontraron que las tasas de ese indicador en Chile son muy superiores a las de otros países.
La hipótesis de los investigadores es que Chile, a diferencia de otros países, experimentó un quiebre de la normalidad a partir de la intersección de dos escenarios complejos, que superponen el uno sobre el otro, lo que contribuyó a generar angustia entre sus habitantes. “Me refiero a la interacción de la crisis sociopolítica y la crisis sociosanitaria”, explica Bachler sobre situación que analizaron en un seminario realizado en julio de este año.
Fuente: La Tercera